El dictador nicaragüense se encuentra desgastado y sin apoyo popular ya que la gran mayoría de las bases de su partido le ha dado la espalda a causa de la brutal represión desatada desde el 19 de abril. En las negociaciones secretas, realizadas a espaldas de su reducido número de simpatizantes, Ortega busca salvar su vida, la de su mujer, su familia, y la de algunos allegados, socios y testaferros.
Además pretende salvar su abultada fortuna acumulada por él y su familia a través de 11 años de gobierno, todo ello producto del manejo discrecional y poco transparente de la Cooperación Venezolana y de jugosos negocios a la sombra del Estado. Todo esto ante la amenaza de la aplicación de sanciones internacionales, especialmente por la Ley Global Magnisky por parte del Gobierno de Estados Unidos.
Daniel Ortega y Rosario Murillo están preocupados por su futuro y por ello iniciaron contactos al más alto nivel con el Gobierno de Estados Unidos, esa fue la razón por la que la semana pasada Caleb McCarry, un enviado del Senador Republicano Bob Corker presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, llegó al país y se reunió con Ortega sin previo aviso.
Según se ha filtrado a través de fuentes extraoficiales Ortega ofreció a los estadounidenses adelantar las elecciones a cambio de protección para él, su familia y un reducido grupo de sus allegados, además está interesado en que no se hagan efectivas sanciones contra su patrimonio económico, incluyendo bienes, empresas y dinero líquido que se cuentan por cientos de millones de dólares producto de la discrecionalidad y la corrupción con la que manejaron él y un reducido grupo de personas la cooperación venezolana de más de 3,000 millones de dólares, sumado a la venta de combustibles a través de Petronic.
Es importante recalcar que si Estados Unidos decidiera aplicar la Ley Global Magnisky, significaría la “muerte civil” para él, su familia y probablemente algunos de sus más cercanos colaboradores, socios y testaferros. La Ley Magnisky fue aplicada a Roberto Rivas Reyes, ex presidente del Consejo Supremo Electoral Orteguista y señalado durante décadas por corrupción e impunidad. Esto haría muy difícil mantener escondidos sus millones de dólares aún en paraísos fiscales ya que dicha ley tiene un alcance global al sancionar a Bancos que tengan cuentas o subsidiarias en Estados Unidos, por lo cual dichas instituciones bancarias tienen el deber inmediato de cerrar cuentas a los sujetos sancionados.
Hoy martes llegó a Nicaragua el embajador de Estados Unidos en la OEA, Carlos Trujillo, y según se había anunciado extraoficialmente vendría a reunirse con el dictador y su mujer, aunque en una comunicación oficial de la Embajada se expresó que Trujllo viene a reconocer in situ la situación del país y que se reunirá también con miembros de la Sociedad Civil y de la Alianza Cívica por la Justicia y la democracia. La visita de Trujillo se da justamente el día en que el régimen orteguista lanzó una feroz cobarde ataque represivo contra Masaya causando hasta el momento 6 muertos y más de 30 heridos.
¿Qué estará empujando a Ortega y su Mujer a negociar su salida con el Gobierno de Estados Unidos al que siempre ha criticado en sus incendiarios discursos ante sus masas, y a espaldas de su reducido número de simpatizantes?
Lo más probable es que ambos estén preocupados y urgidos por proteger para el futuro el enorme patrimonio de su numerosa familia que, al igual que la familia Somoza poseen empresas en un amplio espectro de áreas de la economía. Además, de acuerdo con las fuentes fidedignas, tanto Ortega como Murillo estarían preocupados por su seguridad y la de sus hijos en la nueva Nicaragua insurrecta.
Ortega y Murillo parecen reconocer, aunque sea en secreto, que el noventa por ciento del Pueblo de Nicaragua rechaza la cleptocracia de su régimen, convertido ahora en una dictadura genocida y criminal y que ya se ha levantado para exigir justicia, la misma Justicia que el Pueblo pidió en 1979. El par de tiranos temen terminar sus útimos días como Somoza, ajusticiados en el exilio cuando viajaba en su caravana en una avenida de Paraguay.
Redacción Central.