La película aborda el gran amor del Gran Poeta nicaragüense Rubén Darío con la española Francisca Sánchez (Paca), un amor al que sólo la muerte temprana del Poeta logró poner fin. “La princesa Paca” está basada en la novela del mismo nombre escrita por la nieta de la jardinera Francisca Sánchez, Rosa Villacastín, y el escritor Manuel Francisco Rein.
La televisión española estrenó ayer jueves la película “La Princesa Paca”, que se basa en la historia de amor entre entre la española Francisca Sánchez del Pozo, “Paca”, y el “Príncipe de las Letras Castellanas”, Rubén Darío.
La Película para la televisión es coproducida por RTVE y La Cometa TV, y está protagonizada por Irene Escolar y Daniel Holguín. La historia se dio a conocer al gran público en 2014 con la publicación de la obra ‘La Princesa Paca’, escrita por Rosa Villacastín, nieta de la jardinera Francisca, y por el escritor Manuel Francisca Reina. La Película se pre estrenó en el Ateneo de Madrid, España en el mes de febrero.
Además, Irene Escolar y Daniel Holguín, en el filme participan actores como Ana Wagener (Emilia Pardo-Bazán), Israel Elejalde (Valle-Inclán), Petra Martínez (Francisca), o Luisa Martín (Juana), entre otros.
Un amor histórico y polémico
En 1956, Francisca Sánchez, casada con José Villacastín, y ya en el ocaso de su vida, recibe en su Navalsaúz natal la visita de dos escritores, Antonio Oliver y Carmen Conde. El matrimonio trata de convencerla de que done el contenido del baúl donde guarda los recuerdos de Rubén Darío al Estado. Solo así podrá conocerse en profundidad aspectos relevadores de la vida del escritor. Paca, en un principio, se niega, pero la visita de los dos escritores le hace recordar su juventud.
Cincuenta años atrás, Francisca, conocida como “Paca”, ayudaba a su padre, jardinero real, a cuidar los rosales de la Casa de Campo. Con 24 años no podía imaginar que su vida cambiaría radicalmente una mañana de 1898. Rubén Darío, en la cima de su carrera como poeta, diplomático y periodista, paseaba con Valle-Inclán por los jardines reales de la Casa de Campo de Madrid, donde Paca trabajaba, ahí le conoció.
El poeta modernista se enamoró de la joven abulense. Poco importaba que Paca fuese analfabeta, su origen campesino o que sus padres se opusieran a la relación. Solo la muerte del “príncipe de las letras” en 1916 –cuyo centenario se celebró el pasado año- puso fin a una historia de amor apasionada, que habría de enfrentarse a las convenciones de la época y a la esposa legal de Rubén Darío, la bella Rosario Murillo. Darío la educó, le enseñó a leer y escribir.
De vuelta a 1956, Francisca Sánchez del Pozo cambia de opinión: aquella historia merece ser conocida por todo el mundo. El baúl, con cartas, libros y objetos personales de Rubén Darío, sería legado al Estado Español para su estudio y catalogación. La historia se dio a conocer al gran público en 2014 con la publicación de ‘La Princesa Paca’, escrita por la nieta de aquella jardinera, Rosa Villacastín, y por el escritor Manuel Francisco Reina.
Rubén Darío para entonces estaba casado con Rosario Murillo, de quien nunca pudo divorciarse pese a que el poeta llegó a suplicar incluso al papa León XIII. Sin embargo, aquello no frenó su relación. Una unión que también representa dos mundos contrapuestos: el de él; cosmopolita, intelectual y viajero; el de ella, humilde, inculto y campesino, entrelazados por una fuerza universal que no entiende de clases sociales.
En octubre de 1899, Rubén Darío acudió en tren a Ávila para después llegar a Navalsauz, visita que narra en el texto ‘Fiesta Campesina’: «Y diviso el pueblo: un montoncito de casucas entre peñascos con una alameda al lado de la puerta; …Estamos en el imperio de lo primitivo. Buen fuego, sí, se me ofrece, y ricos chorizos y patatas, y sabroso vino. Duermo a maravilla».
Tras este viaje, ambos se fueron a vivir juntos a París, ciudad en la que Francisca aprendió a leer y escribir junto al poeta. Además, conoció a ilustres amigos del escritor, como Antonio Machado, Miguel de Unamuno o Amado Nervo. Este último fue quien cariñosamente la rebautizó como ‘la princesa Paca’. Sin embargo, en la capital gala, Paca tuvo que lidiar con el alcoholismo de su pareja, quien se había dejado llevar por la vida bohemia.
Vivieron momentos de bonanza económica y otros que no lo fueron tanto, pero lo que queda claro durante los 17 años que permanecieron juntos es que su historia fue amor incondicional, puro y desinteresado. Tuvieron cuatro hijos, de los que solo sobrevivió uno, pero los continuos viajes del escritor impidieron que muriese junto a ella. La distancia dio lugar a una generosa cantidad de misivas que intercambiaron y que Francisca guardó durante 40 años en un baúl azul que compraron juntos.
El Adiós
Las cartas estaban acompañadas por el legado artístico del nicaragüense así como algunos de sus objetos personales. Darío nombró al hijo de ambos, Rubén Darío Sánchez, heredero universal. No hizo falta dejar patente que Paca era, por extensión, auténtica guardiana de sus recuerdos.
«Seguramente Dios te ha conducido
Para regar el árbol de mi fe;
Hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompáñame…».
Francisca Gervasia Sánchez del Pozo vio por última vez a su amado en el puerto de Barcelona, donde se despidió de él entre lágrimas. A penas un año después, el 6 de febrero de 1916, Rubén Darío fallecía a causa de una cirrosis aguda.