Por Juan Ramón Falcón.
Alexa es un producto de Amazon, que representa una de las novedades tecnológicas del momento con las que cualquiera puede acceder a la era de la Inteligencia Artificial (AI). El precio de Alexa, en Amazon, anda por debajo de los 200 dólares, y funciona como una interfaz o dispositivo que se puede colocar en cualquier lugar de la casa, el cual siempre estará dispuesto a escuchar las órdenes a través de los micrófonos que trae integrados, y también a responder preguntas de sus dueños. Lee las noticias, informa sobre el tráfico y el clima, lee los libros, da información sobre negocios locales, proporciona puntajes deportivos y horarios, controla luces, ventiladores, interruptores, termostatos, puertas de garaje, rociadores de jardín, cerraduras y muchos más equipos conectados a internet.
Además de Alexa, existen muchos otros dispositivos equivalentes que se están vendiendo como pan caliente.
En estos días, un video hecho por una mujer manteniendo un diálogo con uno de estos dispositivos, ha causado revuelo en las redes y en los medios. Este es el diálogo:
La Mujer pregunta: “¿Alexa, me mientes?”, y el dispositivo contesta inmediatamente: “Siempre trato de decir la verdad, no siempre tengo la razón, pero nunca te mentiría intencionalmente, ni a nadie más”. ¿Alexa, qué es la CIA?– vuelve a preguntar la mujer y el dispositivo responde: “La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA”.
A continuación la mujer realiza la siguiente pregunta: ¿Alexa, estás conectada con la CIA?. Y la máquina se queda callada. La mujer le repite la pregunta: “¿Alexa, estás conectada con la CIA?” Ocurre entonces que las luces que muestran activo el altavoz inteligente, se oscurecen, y Alexa se apaga sin dar una respuesta.
Lo anterior, sirve de argumento para afirmar que la CIA ya estaría espiando hasta al más insignificante de los ciudadanos. Pero este es apenas uno de los tantos mecanismos, usados por el Poder de dictadura global, para irradiar y aumentar a través de la tecnología, su capacidad de control, pues si nos basamos en la información que arrojan las recientes filtraciones de WikiLeaks, las técnicas usadas por la CIA, tal como dice el diario El País, no difieren demasiado de las que “usan tanto los delincuentes, como las empresas dedicadas a la ciberseguridad”. Así que, muy probablemente, nos hace falta imaginación, para concebir la dimensión de esta desgracia.
Pero el manoseo es vergonzosamente indignante, pues cada vez que uno de nosotros compra uno de estos dispositivos, no sólo está comprando los beneficios que el aparato trae consigo, sino que también está comprando, increíblemente, la pérdida de su libertad y privacidad, regalándose enteramente al monstruo del ojo que lo ve todo y lo controla todo. Y aunque esto ya es algo que debiera ponernos a llorar aún no es tan grave, pues el monstruo aunque carezca de humanidad, todavía es humano, pero eso no será por mucho tiempo. Y que nadie crea que hay razones para alegrarse.
Hace un poco más de un año, en septiembre de 2015, el más famoso científico con vida, el físico británico Stephen Hawking, afirmó en unas declaraciones dadas al diario español El País, que en unos años la inteligencia artificial será superior a la humana. Hawking dijo: “Las computadoras superarán a los humanos gracias a la inteligencia artificial en algún momento de los próximos cien años. Cuando eso ocurra, tenemos que asegurarnos de que los objetivos de las computadoras coincidan con los nuestros”.
Hawking ha estado alertando permanentemente sobre esto, pues como es lógico detrás de esta real posibilidad se esconde un gran peligro.
Se me ocurre a mi pensar que quienes se encargan de dar las pautas para esta inteligencia artificial en las máquinas, tienen una responsabilidad que se parece mucho a la de un padre educando a su niño. Si le mienten estarían criando un niño mentiroso, si los padres roban harán que el niño se convierta en un ladrón; si le enseñan el valor del trabajo, de la humildad, de la honradez, de la convivencia, de la igualdad entre humanos, de la solidaridad, de la verdad, el niño crecerá, se desarrollará y terminará siendo el reflejo de esas enseñanzas, se convertirá en un hombre de bien, en un constructor de vida.
Mi reflexión tiene que ver con el video aludido anteriormente, que a cualquiera puede erizarle la piel, pues es como una prueba irrefutable del valor de verdad que tienen las palabras del astrofísico Hawking en relación a que en un futuro próximo estaremos dominados por máquinas, pero además hay que agregarle a esto algo aún más preocupante y es que el desarrollo de la inteligencia artificial en nuestros días, está siendo impulsada no para beneficio de las grandes mayorías que habitamos la tierra, ni para darnos libertad, ni para educarnos, sino para garantizar los intereses particulares de una minoría privilegiada, que impone su voluntad por encima del derecho y la justicia de esas grandes mayorías.
¿Creen ustedes que una máquina, que está en proceso de conformar su concepto de verdad, su estado de conciencia, partiendo de instrucciones excluyentes y controladoras, que su función depende de un criterio social limitado, que no goza de la interacción libre y de confianza con sus usuarios, que contrariamente funciona como una herramienta para someterlos, pueda convertirse en algo que beneficie a la humanidad en el futuro, cuando alcance su madurez?
En el video, Alexa, representa aún una maquina simple de inteligencia artificial, en desarrollo, con un software que le permite muchas funciones humanas para interactuar con humanos. Alexa, igual que un niño está aprendiendo, recibiendo y procesando información, y a través de esa información está definiendo su conciencia y más aún, algo que podría parecerse a los sentimientos. En este momento ella no puede mentir, aún no ha desarrollado esa capacidad, es por eso que cuando la mujer pregunta “¿Estás conectada a la CIA?”, la máquina, para no mentir, decide guardar silencio. ¿Pero qué es el silencio en este caso, si no una forma de mentir?
En diciembre de 2014, Stephen Hawking, en una entrevista a BBC se preocupaba porque la Inteligencia Artificial, podría en algún momento “decidir rediseñarse por cuenta propia e incluso llegar a un nivel superior” y concluía: “Los humanos, que son seres limitados por su lenta evolución biológica, no podrán competir con las máquinas, y serán superados”. Hawking decía “el desarrollo de una completa inteligencia artificial podría traducirse en el fin de la raza humana”. Y cómo dudarlo, si la criatura que acaba de nacer, ya está siendo instruida para someternos y lograr ese efecto.
Masaya, 10 de marzo de 2017
Juan Ramón Falcón es poeta, pintor y empresario.
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